Lausana publica la Declaración de Seúl al inicio de su Congreso para inspirar las conversaciones de los participantes

El Movimiento de Lausana publicó la Declaración de Seúl al tiempo que se daba inicio al Cuarto Congreso Global sobre la Evangelización Mundial (Lausana 4) en Incheon, Corea del Sur, este domingo, con presencia de unos 5.000 mil participantes, entre ellos una representación venezolana en las figuras de nuestro Presidente, Pr. César Mermejo, Primer Vicepresidente, Pr. José Piñero, y delegados de diversas organizaciones miembros del CEV, como la Convención Nacional Baustista de Venezuela (CNBV), Federación de Iglesias Mizpa de Venezuela (Fedim), Pastoreo de Pastoreo, entre otros.

A diferencia de sus predecesoras, que se publicaron después del evento, esta declaración está destinada a informar e inspirar las conversaciones de los participantes a lo largo del encuentro, en lugar de resumir lo que se discutió, según explicó el Director de Programa, David Bennett.

En rueda de prensa, Bennett enfatizó que el propósito de la Declaración de Seúl no es ser una nueva respuesta independiente a los desafíos misionales que enfrenta la Iglesia global hoy en día. En su lugar, “se erige como parte de la colección más amplia de documentos clave dentro del Movimiento de Lausana, construyendo sobre el legado del Pacto de Lausana, el Manifiesto de Manila y el Compromiso de Ciudad del Cabo. Está diseñada no para reemplazar, sino para complementar estos documentos fundamentales, proporcionando nuevas perspectivas sobre los desafíos teológicos y misionales contemporáneos”.

La declaración también agrega perspectivas teológicas adicionales al informe sobre el Estado de la Gran Comisión que Lausana publicó a principios de este año, el cual identificó 40 brechas en la búsqueda de la Iglesia de cumplir con la Gran Comisión de hacer discípulos de todas las naciones.

Todo esto surgió “hace cuatro años, cuando comenzamos una serie de llamadas de escucha preguntando: ¿Cuáles son las principales brechas que aún no se han cumplido con respecto a la Gran Comisión? ¿Dónde están algunos avances e innovaciones? ¿Dónde se necesita más colaboración e investigación? ¿Qué voces deben ser parte de la conversación?” dijo Bennett.

Simultáneamente, el Grupo de Trabajo de Teología de Lausana, un colectivo de pensadores y practicantes teológicos globales, estaba trabajando en abordar las brechas teológicas clave consideradas necesarias para fortalecer la misión global hoy, según Bennett. El grupo fue dirigido por los co-presidentes Ivor Poobalan (Sri Lanka) y Victor Nakah (Sudáfrica).

La declaración lamenta la falta de formación de creyentes y capacitación de líderes, reconociendo algunos desarrollos positivos junto con el crecimiento expansivo de la Iglesia, principalmente en África, Asia y América Latina, el prefacio de la Declaración resalta que la Gran Comisión no se trata solo de compartir las buenas nuevas de Jesucristo, sino también de fortalecer la fe de los creyentes.

Lamenta que la Iglesia «ha luchado para nutrir eficazmente la fe y el discipulado de millones de cristianos de primera generación» y «no ha proporcionado adecuadamente la enseñanza necesaria para ayudar a los nuevos creyentes a desarrollar una cosmovisión verdaderamente bíblica«.

La Iglesia no ha preparado suficientemente a los nuevos creyentes para vivir su fe en todos los aspectos de la vida, ya sea en la iglesia, en el hogar, en la escuela o en el trabajo.

«También ha luchado para equipar a sus líderes para responder a los valores sociales emergentes y a las distorsiones del evangelio, que han amenazado con erosionar la fe sincera de los cristianos y con destruir la unidad y la comunión de la iglesia del Señor Jesús. En consecuencia, estamos alarmados por el aumento de falsas enseñanzas y estilos de vida pseudo-cristianos, que han alejado a numerosos creyentes de los valores esenciales del evangelio«, dice.

Es por ello que, construyendo sobre los tres documentos clave anteriores, la Declaración de Seúl busca renovar el compromiso de los creyentes con la centralidad del evangelio y la lectura fiel de las Escrituras. Esto sentará la base firme que permitirá a la Iglesia global enfrentar los desafíos específicos que enfrenta hoy, concluye el prefacio.

El cuerpo principal de la declaración, de 20 páginas, presenta siete temas clave que se desglosan en subsecciones y, en última instancia, 97 artículos. Los temas son:

I. El Evangelio: La Historia que Vivimos y Contamos

II. La Biblia: Las Sagradas Escrituras que Leemos y Obedecemos 

III. La Iglesia: El Pueblo de Dios que Amamos y Edificamos 

IV. La Persona Humana: La Imagen de Dios Creada y Restaurada 

V. El Discipulado: Nuestro Llamado a la Santidad y la Misión 

VI. La Familia de Naciones: Los Pueblos en Conflicto que Vemos y Servimos por la Paz 

VII. La Tecnología: La Innovación Acelerada que Discernimos y Administramos

Se alienta a los participantes a estudiar la declaración y considerar cómo los diversos elementos se aplican a los problemas que buscan abordar al unirse a grupos temáticos y sesiones colaborativas por la tarde, centradas en 25 de las 40 brechas que identificó el informe sobre el Estado de la Gran Comisión.

Bennett deja abierta la posibilidad de si habrá algún tipo de resumen de las conversaciones que se llevarán a cabo durante la semana. Pero la conclusión de la Declaración ya invita a los participantes a unirse para expresar su deseo de rectificar algunas de las deficiencias de la Iglesia que han sido reveladas en los últimos años.

Regresamos a nuestros lugares de servicio en cada rincón del mundo con un compromiso renovado de amar como Él nos ha amado, de dejar de lado la ambición egoísta, de trabajar en asociación evangelística y de crecer diariamente en dependencia en oración de Su Espíritu y en el conocimiento de Su voluntad, Sus caminos y Su palabra”, dice en anticipación a la conclusión del Congreso.

Este arrepentimiento y renovada determinación de ser más como Cristo en la búsqueda del cumplimiento de la Gran Comisión es necesario, “para que podamos declarar con una sola voz las excelencias de Aquel que solo es la esperanza y la luz del mundo. Para que podamos mostrar con un solo corazón la santidad y el amor de Aquel que se entregó por los pecadores. Para que nosotros, la Iglesia, ¡declaremos y mostremos a Cristo juntos!

Publicado originalmente en Christian Daily International, versión en inglés de Diario Cristiano Internacional. Reescrito por el equipo de Comunicaciones CEV.

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Declaración de Fe del Consejo Evangélico de Venezuela

  • 1. Afirmamos nuestra fe en un solo Dios eterno, como creador, y Señor del mundo. Confesamos la soberanía y gracia de Dios el Padre, Dios el Hijo y Dios el Espíritu Santo, en creación, providencia, revelación, redención y juicio final (Salmo 145:1- 3; 1 ª Juan 5: 1-8; Romanos 15: 4-6).
 
  • 2. Creemos en la divina inspiración de los sesenta y seis (66) libros que componen la Biblia, la fidelidad y autoridad de todas las escrituras del Antiguo y Nuevo Testamento como la única palabra escrita de Dios, sin error en todo lo que afirma y la única norma infalible de fe y conducta (Isaías 40:6; Salmos 19:7,8; Romanos 7:12; Marcos 7:6-8; Hebreos 1:1,2; Apocalipsis 22: 18,19, 2ª Timoteo 3: 16,17; 4: 112).
 
  • 3. Confesamos con vergüenza, la pecaminosidad y la culpabilidad universal del hombre caído, haciéndolo objeto de la ira de Dios y su condenación, pero también haciéndolo objeto de su amor y misericordia eternos (Salmo 9:17; Romanos 2:4-9; 3:23; Santiago 2: 9,10; 1ª Juan 3:4; Apocalipsis 21:8; Mateo 25: 41-46; 2ª Pedro 2:4-6; Juan 3:16).
 
  • 4. Creemos que hay un solo Salvador y un solo Evangelio. Creemos en la concepción virginal y el sacrificio sustitutivo del Hijo de Dios encarnado, Jesucristo, como la única y suficiente base de redención de la culpabilidad y poder del pecado y sus eternas consecuencias (Lucas 1:26-38; Romanos 4:25; 8:23; 1ª Pedro 3:18; Mateo 20:28; 1ª Timoteo 2:5,6; Tito 2:14; Gálatas 3:13; Hebreos 7:15-17, 24-28).
 
  • 5. Creemos que la justificación del pecador es sólo por la gracia de Dios, por la fe de Jesucristo crucificado y resucitado de los muertos (Juan 3:16; 5:24; Romanos 5: 1-10; Efesios 2: 15-18; Gálatas 2: 16).
 
  • 6. Creemos en la obra iluminadora, regeneradora y santificadora de Dios el Espíritu Santo. El Padre envió a su Espíritu para dar testimonio de su hijo. Sin el testimonio de Él, nuestro testimonio es en vano. La convicción de pecado, la fe en Cristo, el nuevo nacimiento y el crecimiento cristiano sobre todo obra suya (Juan 3:5-8; 14:26; 16:8-11; Romanos 8: 15,16; 9:8; 1ª Corintios 3: 16; 6: 19; Efesios 1: 13,14).
 
  • 7. Creemos que la iglesia está en el corazón mismo del propósito cósmico de Dios y es el instrumento que Él ha designado para la difusión del Evangelio. La iglesia es la comunidad del pueblo de Dios. Todos los santos en comunión y ejerciendo el sacerdocio bajo la cabeza que es nuestro Señor Jesucristo, para cumplir con su mandato de predicar el Evangelio a todo el mundo (1ª Pedro 2:5-9; Apocalipsis1:6; 5: 10; 20:6).
 
  • 8. Creemos que el Señor Jesucristo, regresará en forma personal y visible, en poder y gloria, para consumar su salvación y juicio (Mateo 25:31-34,41; 1ª Tesalonicenses 1:7-10).